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Mostrando entradas de septiembre, 2024

Los amantes II

Como bien sabéis por la publicación de Instagram  ( @claudiatevarcrespillo ) , el relato de este domingo es la segunda parte de Los amantes , que se encuentra en la entrada del 28 de julio de 2024. Escrito con todo mi corazón y todo mi cariño, para vosotros, Claudia Tevar Crespillo. Posible título:  Los amantes II Todo empezó como aquello que no se planeaba, de repente. Apareció en mi vida sin avisar, para sorprender y hacerlo todo añicos sin que me diera tiempo a darle al botón de alarma. Poco a poco, sigilosamente, pero con intenciones y objetivos arrolladores. No pude ser más tonta, más inexperta y más ingenua. O quizá no pude ser de otra manera. Nos conocimos trabajamos juntos. Yo tenía diecisiete años y él veintiocho. A mí me habían ofrecido el puesto de office en la cocina de un restaurante, y él era el encargado de la barra aunque las veces hacía de camarero. Al principio pasó desapercibido para mí. Pero un día, sin haber cruzado más palabras que un buenas tar...

Un bingo y una familia

Como bien sabéis por la publicación de Instagram  ( @claudiatevarcrespillo ) , el relato de este domingo está inspirado en un día en que fui a la playa y escuché a una familia jugar al bingo. Las dos primeras líneas del relato, sucedieron. Mantuve una conversación acerca del tema con mi compañero de piso. El resto, pura ficción. Escrito con todo mi corazón y todo mi cariño, para vosotros, Claudia Tevar Crespillo. Posible título: Un bingo y una familia ―Tío, fui a la playa el otro día y justo a mi lado había una familia con un chambao jugando al bingo. Estaba yo ahí sentada en la silla tomando el sol oyendo de fondo al patriarca cantar los números, y me entraron unas ganas tremendas de unirme a ellos y pillarme un cartón ―le conté a mi compañero entre risas. ―Pues a mí me habría encantado tener una familia con la que poder echar ese bingo. Ante tal comentario me quedé muda. No me lo esperaba. Me invadió una pena que no amparaba el dolor de mi compañero de piso. Hace cuatro año...

En la ventana me escondo

Como bien sabéis por la publicación de Instagram  ( @claudiatevarcrespillo ) , el relato de este domingo está inspirado en una vecina que vi un día mientras iba de camino hacia mi casa. La vislumbré en la ventana del lavadero, fumando, con expresión derruida y me fue inevitable no coger aquella escena para el blog. He aquí el resultado. La foto de la ventana en cuestión la tenéis en la publicación de mi Instagram por si queréis verla. Escrito con todo mi corazón y todo mi cariño, para vosotros, Claudia Tevar Crespillo.  Posible título: En la ventana me escondo Si no fuera por estos ratitos me habría quitado la vida hace tiempo. Estas rejas me ayudan a respirar a pesar de su aspecto carcelero. Creo que es la cruz que forman los barrotes. Me infunda esperanza. Cuando las cosas se ponen feas me vengo aquí, a la ventana del lavadero, y observo a través del hueco las vistas industriales que me rodean. Saco la cajetilla de Marlboro del bolsillo de la bata y extraigo un cigarril...

Pide un deseo

Como bien sabéis por la publicación de  Instagram  ( @claudiatevarcrespillo ) , el relato de este domingo está inspirado en una pareja que vi un día mientras me comía un helado en la heladería Inma. Ellos estaban sentados delante mía y me fue inevitable no mirarles. Lo de la pestaña sucedió y me pareció una escena tierna, estimulante. Así que me guardé el recuerdo en la cabeza para usarlo más tarde y escribir algo. He aquí el resultado. Escrito con todo mi corazón y todo mi cariño, para vosotros, Claudia Tevar Crespillo. Posible título:  Pide un deseo ―¡No te muevas! ―le ordenó acercándole el dedo índice a la ojera sobre la que yacía una pestaña hastiada de tantas capas de rímel―. Pide un deseo ―le dijo con ilusión mostrándole la víctima. ―¡Ay! Pero que tú haces metiéndome el dedo en el ojo.  ¡Malparío!  Estás loco. ―¡Que no! Que cuando se cae una pestaña hay que soplar y tu deseo se cumple. ―¿Cómo? ¿Que una pestaña me va a dar a mí una mansión y un  balco ...

Con aroma a coco y canela

Como bien sabéis por la publicación de Instagram  ( @claudiatevarcrespillo ) , el relato de este domingo surgió a raíz de tomarme un día un café con canela y aceite de coco. Lo olí y me pareció el aroma más rico del mundo. Entonces pensé que aquello me serviría para un relato y he aquí el resultado.  Escrito con todo mi corazón y todo mi cariño, para vosotros, Claudia Tevar Crespillo. Posible título: Con aroma a coco y canela Entre guerras, Eurocopa, violencia machista, problemas familiares, crisis existenciales… Un café con aroma a coco y canela me salvó. Para obtener el polvo marrón que se convierte en el elixir de los que no son capaces de abrir un ojo sin este líquido recorriéndole las venas, o de los que sin un expreso o un cafezhino no pueden vivir, son necesarias unas 1800 horas hasta que llega a la taza de turno. Dependiendo de la región de origen serán más o menos. A mí, especialmente, me gustaba el café de Brasil. No porque hubiera visitado el país. Yo en Brasi...