La fragilidad de una ilusión

Como bien sabéis por la publicación de Instagram, el tema de este domingo es la ilusión de lo inalcanzable. De esos sueños que nos mantienen vivos. De esos por los que nos despertamos cada día, pero que quizá, no se cumplan nunca. A veces, son meras ilusiones de algo que quisiéramos que fuera, pero no será. Y está bien. La vida es un conjunto de bienvenidas y despedidas. 

Cuando pienso en eso de lo inalcanzable, se me vienen a la cabeza historias de amores imposibles. De amores platónicos. De ensoñaciones que alimentamos en nuestra cabeza por el puro placer que nos otorga imaginar lo que deseamos. Pero esto no deja de ser una ilusión. Y, en ocasiones, hay que dejar ir lo que nunca sucederá para dar paso a lo que nos vendrá. Es difícil y doloroso, pero todavía lo es más quedarse de pie, perdiendo vida, esperando algo que no llegará. Sin embargo, la vida sin ilusiones, no tendría chicha, ¿no?

Escrito con todo mi corazón y todo mi cariño, para vosotros, Claudia Tevar Crespillo. Ojalá os guste. 

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Nos leemos y escribimos el próximo domingo con más títulos y más historias. Gracias❤️ 

Posible título: La fragilidad de una ilusión

Tenerte es mi quimera. Que me quieras, un sueño. Por eso, al anochecer, tu imagen me es más benevolente. Por eso, al anochecer, se dice que descanso con la sonrisa curvada y el rostro apacible. Porque al anochecer, estoy contigo. 

Me siento a un paso más cerca de ti cuando le doy las buenas noches a la luna antes de acostarme. La ilusión de saber que miramos el mismo satélite, mantiene viva la esperanza de que un día, aparezcas tras ella. Allá donde esté ella, estarás tú. Y allá donde estés tú y esté yo, estará el amor. 

La luna se ha convertido en mi amparo y a ella le canto cada noche mis sentimientos. Aquellos por los que mi corazón sigue latiendo, aunque no te tenga. Me encuentro como una niña pequeña la noche de Reyes. Que no quiere dormirse, que siente tal deseo, que lo único en que piensa es en encontrarse con ellos. Y yo, como ya he dicho, anhelo encontrarme contigo. No es que desprecie al sol, pero nunca fue lo nuestro. Me paso las horas de luz contando las que quedan para volver a ti. La gente me dice que estoy radiante que, incluso, eclipso todos los astros. Lo que no saben es que la vitalidad de mi interior la alimenta la ilusión de que un día, me encuentre contigo. 

El día que mi fe se quebró era de noche. La luna no estaba. No la atisbaba por ningún lugar del cielo. Y si ella no estaba, tampoco estabas tú. ¿Tan frágil era nuestro amor que sin ella no existía? Quizá sí. Por eso tenerte era mi quimera y que me quisieras, un sueño. 

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