El bloqueo del escritor

Como bien sabéis por la publicación de Instagram (@claudiatevarcrespillo), el tema de este domingo es el oficio de escribir. 

Escribir, como otras disciplinas, es un arte. Un arte que te estruja el alma y te revuelca el corazón y la mente. En mi memoria reside el recuerdo de cuando tenía unos siete u ocho años y escribía en mi diario mis venturas de niña de, valga la redundancia, siete u ocho años. Desde entonces, con épocas más entregadas que otras, no he dejado de escribir. La escritura me ha servido de amiga para esos días en los que la soledad imperaba. De madre cuando no la he tenido -de padre también-. Hasta aquí la he mencionado como una vía terapéutica y de autoconocimiento, pero con el tiempo descubrí que podía inventar historias en las que esconderme detrás del protagonista sin ser descubierta. Encontré en el escribir un refugio donde nadie podía ni juzgarme ni averiguar quién era yo realmente. Entonces, se me abrió un mundo nuevo. Uno con el que comencé a soñar, jugar y disfrutar, mucho. Ya no concibo mi vida sin escribir. 

Sin embargo, tengo muchas dudas, siempre. De si lo hago bien o no e incluso de si merece la pena o no. Pero diría que no soy yo la que lo piensa, sino una vocecita bajo el pseudónimo de autosabotaje e inseguridad. Siempre he escrito porque me nacía de dentro. No sé en qué momento me dejé llevar por las lenguas que me dijeron que como pasatiempo estaba bien, pero que lo dejara solo para los ratitos de aburrimiento y estudiara algo de provecho. Puedo afirmar que, en muy pocas ocasiones, he sido dueña de mis decisiones. ¿Sabré yo lo que me llena el alma? Tal vez sean ellos los que estén equivocados. O no lo están, sino que no comprender que su visión no es la mía. 

A pesar de todo esto, sigo escribiendo y, al mismo tiempo, sigo luchando con la página en blanco. En realidad, diría que es una página a medias. Porque escribo, pero lo dejo a medio camino. Ahora estoy empezando a ver la luz y espero no dejar jamás de escribir y confiar en lo que me pide el cuerpo, que es donde está mi verdad y mi verdadera dicha. 

Mientras sigo en este sendero por el que me llevan las letras, os comparto un microrrelato que narra mi lucha con los demonios cuando me pongo a escribir. 

Escrito con todo mi corazón y todo mi cariño, para vosotros, Claudia Tevar Crespillo. 

Posible título: El bloqueo del escritor

Lo único que sé con certeza es que el folio en blanco ha decidido quebrar su pureza para declararme la guerra. Este estado beligerante me aflige hasta tal punto que olvido por qué empecé a escribir. Él me insta a que le dañe, a que le esparza tinta sin miramiento, que tache, que dibuje, que le haga lo que quiera, pero no me nace. Pues si es capaz de desafiarme está claro que lleva ventaja.

¿Qué os ha parecido? ¿Qué título le pondríais vosotros? Además, si os ha inspirado a escribir algo relacionado, o no, ¡ponedlo en los comentarios! ¡Os leo!

Nos leemos y escribimos el próximo domingo con más títulos e historias. Gracias❤️ 


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Comentarios

  1. Creo que por primera vez, la introducción a este micro relato tiene más importancia que el propio relato en sí, tengo la percepción y la opinión (no sé si equivocada o no desde otro punto de vista, pero al menos para mí sí) de que en esa introducción está la clave para liberarte de ese bloqueo, hablar de lo que sientes ya hace que ese bloqueo se convierta en un relato improvisado con muchos sentimientos de por medio, en ti misma está la clave para librarte de eso, y aquí lo has demostrado, no sé si intencionadamente o no.

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    1. Muy interesante lo que comentas. La verdad es que no ha sido intencionado jajaja pero sí es cierto que cuando escribí la introducción me fui encontrando a mí misma en este camino que he emprendido de convertir el escribir en el centro de mi vida. Muchas gracias por leer, por tu comentario y por verme a través de las letras. ¡Qué placer tan grande contar con lectores como tú! (:

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  2. Zumo de Melocotón26 de mayo de 2024, 9:37

    la impredecible balanza entre dedicar tu vida a tu pasión o a lo que te permita, con la misma poco certeza, vivir comodamente. levantarte de un salto de la cama impulsado por la ilusión y con una sonrisa o levantarte con la trnquilidad de q todo está en orden y estás haciendo "lo que es lógico y útil". el eterno debate... me ha gustado la intro tanto como el relato, la última frase me parece que tiene peso propio. un abrazo : )

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    1. Qué alegría tener por aquí (: Muchas gracias por leer, por tu apreciación hacia esa última frase y por tu comentario. Totalmente de acuerdo contigo. ¿Qué es lo que verdaderamente importa en la vida? Yo creo que el mundo sería mejor si enfocáramos nuestra energía a lo que realmente queremos os obviáramos por un rato lo que nos quieren vender como éxito. ¡Dale a tope a la batería que tu cara cuando tocas no tiene precio!

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  3. Me siento muy identificado con tu introducción, cómo fueron tus primeros acercamientos a la escritura y como fuiste desarrollando el camino después.
    En cuanto al bloqueo del escritor/a, ya sabes que tu blog es muy culpable de obligarme a afrontar el papel en blanco. Con eso te lo digo to.
    😘

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    1. Qué bueno saber cómo empezaste tú también a escribir, Antonio (: Estoy segura de que el folio en blanco no nos vencerá jajajaja. Todo a su debido tiempo (: ¡Gracias por tu comentario!

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  4. Expectante del mundo28 de mayo de 2024, 13:45

    La diversidad dentro de la literatura hace que el “escribir” sea un arte en si mismo.
    Cada uno tenemos nuestras estrategias y quizás de una idea “primitiva” van surgiendo ideas secundarias que van derivando en otras… y así, sucesivamente.
    Aún así, pienso que la primera “idea” o incluso “la primera palabra” es como “el primer paso de un bebé” pero no por ello la criatura deja de intentarlo. Aunque se caiga o no lo consiga.
    Título: “El empezar a caminar del escritor”

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    1. Interesante reflexión. Me gusta mucho lo que comentas de esos primeros pasos, que la diversidad hace el arte y eso de seguir intentándolo una y otra vez. Muchas gracias por tu aportación y por el título. Quizá el empezar a caminar del escritor sea siempre el de tener la página en blanco. ¡Qué bueno! (:

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