El fenómeno que me arrasó

Como bien sabéis por la publicación de Instagram, el tema de este domingo es la pasión irracional.

Aunque la palabra irracional esté relacionada, en ocasiones, a lo negativo, hoy me gustaría respaldar esos momentos que la vida regala donde sentimos un fervor intenso y carente de racionalidad que brota del pecho sin control ninguno. Alguna vez he escuchado hablar fehacientemente sobre los enamoradizos o los intensos, pero ¿qué malo tiene? me pregunto y os pregunto. No hay signo que constante más nuestra vitalidad que las propias emociones, ¿no? 

He perdido la cuenta de las veces que me he "enamorado" de alguien sin conocerle y eso es maravilloso. Luego a lo mejor no vuelvo a ver a esa persona en mi vida, pero esa epifanía, bajo el disfraz de carne y hueso, para mí se queda. Y con ella, toda la historia de la vida que jamás tendremos. En una entrevista a Pablo López, este contaba que la canción Lo saben mis zapatos la escribió a raíz de un cruce de miradas en el que murió y revivió en cuestión de segundos en nombre del amor. Este hombre sí que es un intenso y viva su intensidad. 

Hoy la introducción la dejo aquí porque los apasionados, los enamoradizos, los fervorosos saben de lo que hablo y esto no necesita palabras (aunque se las haya puesto), sino atreverse a experimentar, sin juicios, lo que la vida nos pone por delante. No rechazar lo que nos pide el cuerpo solo por vergüenza. Sentir sin pudor y gritarlo a los cuatro vientos si hiciera falta. No hemos venido al mundo a vivir doblegados, ¿no? Quitaos los escudos que os protegen de un miedo imaginario y dad rienda suelta al libre albedrío. 

Escrito con todo mi corazón y todo mi cariño, para vosotros, Claudia Tevar Crespillo. Ojalá os guste. 

¡Espero vuestros títulos! Además, si os ha inspirado a escribir algo relacionado, o no, ¡ponedlo en los comentarios! ¡Os leo!

Nos leemos y escribimos el próximo domingo con más títulos y más historias. Gracias❤️ 


Posible título: El fenómeno que me arrasó

El crepitar de mi sistema nervioso me alertaba de que se avecinaba la tormenta que iba ligada a su cuerpo cuando chocaba contra el mío.

Ya podía oler los restos de tierra que desvelaban el amor hacia el huerto que había plantado con tanto cariño desde que se compró el terreno, los efluvios a feria que remanaban en su cuerpo sensible que provocaban el impulso de devorarle, el aroma a brisa marina que acompañaba sus pasos. Ya podía sentir el tacto aterciopelado de su piel desprovista de artificios que divinizaba todo cuanto tocaba. Ya podía degustar su amable sonrisa y la concreta sinfonía que solo sus cuerdas vocales producían.

No podía verle, todavía, pero saber que se aproximaba era un deleite anticipado. Mi alma había almacenado el recuerdo del primer día que le conocí. Ese primer día que me zarandeó, sin él saberlo, y devolví, por puro imperativo, el escudo que aprisionaba mi corazón. Y con él, todos los impedimentos que me privaban de poder sentir la vibración del terremoto que avisaba de que a partir de ahí, ya nada sería igual. 

Entonces le vi y casi morí dulcemente. Aunque mi cuerpo llevaba un rato previniéndome. Quizá podría haberse considerado insensato no haber puesto cartas en el asunto, pero ¿qué podía hacer sino abandonarme a mi suerte? Aquel fenómeno era mucho más poderoso que mi voluntad. 

Un abrazo cordial me bastó para perder el sentido. Se me nubló la corteza prefrontal y quedé desprovista de razón. ¿Cómo se explicaba aquello que carecía de palabras? Sencillamente no se podía. Desde la distancia le observé. Le hice un escáner para custodiar todos y cada uno de los detalles de su cuerpo. Desconocía cuando le volvería a ver, así que no le podía dejar escapar. 

En esa ocasión, percibí restos de sal que blanquecían el dorado de la dermis, unos rizos que luchaban por mostrarse al natural después de tanto sometimiento al calor artificial, el tinte rosado en las comisuras de una sandía disfrutada, unos pies primitivos con el dedo gordo del pie definido y fuerte, un ligero hedor de la prisa a la que habían sido sometidas las piernas rígidas, el latir del corazón aún acelerado y la precipitación del sudor a modo de regalo. Tal vez a algunos aquel aspecto descuidado les provocaba animadversión, pero para mí verle en ese estado, no hizo más que aumentar mi atracción hacia lo que era una adicción oculta tras la naturalidad de un ser huracanado. 

Llegó la hora de la despedida. Tan solo era la segunda vez que me encontraba con él. Si bien, para mí había sido como toda una vida. Podía acabar ahí que con lo que había sentido era suficiente. El tiempo estaba de mi lado. Un nuevo abrazó me indujo una muerte súbita. Un adiós disfrazado de un joder, no quiero que te vayas, se llevó el fenómeno a otra parte. Sin embargo, yo ya no fui la misma. 












Todos los derechos reservados. La copia del texto para fines creativos/comerciales y/o concursos queda prohibida.

Comentarios

  1. Expectante del mundo2 de junio de 2024, 4:39

    “Vivir”, “saborear”, “disfrutar” la vida con intensidad es un arma de doble filo. Las “situaciones buenas” las experimentas al 1000x100 (no, no me he equivocado al escribirlo, literalmente nos pasa eso) pero, las “situaciones malas” también las vivimos de la misma manera. Me gusta comparar la vida como un reproductor de música en aleatorio, y como tú estado de ánimo se va acoplando a la canción triste que escucho cuando estoy triste, al rock alternativo y reivindicativo y a la última canción de algún cantante comercial. Pienso que la intensidad y la sensibilidad van cogidas de las manos y somos nosotros, los intensos y sensibles, los que más sufrimos y disfrutamos del camino.
    Si, yo también me “enamoro fugazmente” de personas desconocidas.
    Título: Reencuentro imperativo

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    1. Totalmente de acuerdo. Intensidad y sensibilidad van de la mano. Y qué bonito. Muchas gracias por compartir tus sentires y el título!! (:

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  2. Cuando anunciaste ayer el tema de hoy enseguida supe mi comentario, independientemente de lo que fueras a escribir. Es, para mí, la mejor definición de la pasión.
    "¿Te das cuenta Benjamín? El tipo puede cambiar de todo. De cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de dios. Pero hay una cosa que no puede cambiar Benjamín. No puede cambiar de pasión".
    Dicho esto, el título me gusta mucho y creo que cada vez escribes mejor 😘

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    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    2. "No puede cambiar de pasión" Qué bueno, Antonio. Muchas gracias carajote mío.

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  3. Posible título: La magia de lo irracional (Aunque me gusta mas el tuyo)

    La intensidad del texto me lleva a reflexionar sobre cómo ciertos encuentros pueden alterar nuestra existencia de formas inesperadas. La manera en que describes tu experiencia me recuerda que a veces encontramos personas que tienen el poder de romper nuestras barreras emocionales y mostrarnos una nueva perspectiva de la realidad. Estos momentos, aunque breves, dejan una huella imborrable y nos transforman profundamente.

    Es fascinante cómo logras capturar ese momento de vulnerabilidad y entrega total. Me hace pensar en la importancia de permitirnos sentir, de abrirnos a las experiencias y a las personas que pueden sacudirnos hasta el núcleo. Este escrito es un recordatorio de que la vida está llena de fenómenos inesperados que nos arrasan y nos cambian para siempre, y que abrazar estos momentos puede llevarnos a descubrir una versión más auténtica de nosotros mismos.

    Abrazar la pasión irracional es un acto de valentía y autenticidad. Nos invita a vivir con el corazón abierto, a no temer a nuestras propias emociones y a celebrar la intensidad de nuestras experiencias. Me has recordado que la vida es demasiado corta para tener que vivirla con miedo o vergüenza. Como bien dices no hemos venido al mundo a estar doblegados. Hemos venido a sentir, a experimentar y a vivir plenamente.

    J.

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    1. Qué decirte a ti. Muchas gracias por compartir esta reflexión. Alimentas el blog con cada una de las palabras que has escogido. Quizá tú estés aquí para alterar la presencia de los lectores, quién sabe. Ja, ja, ja. Gracias por leer, J y por comentar. Vive. Vive y disfruta!! Me gusta tu título también (:

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