El puzle

Como bien sabéis por la publicación de Instagram, el tema del relato de este domingo está inspirado en la historia de un pasatiempo. En este caso, ha sido la historia de un puzle inacabado en casa de un amigo mío.

La inspiración la encuentro allá donde vaya y supe, desde el primer momento en que me habló de él, que me saldría algo.

Por cierto, ¿tenéis vosotros algún puzle inacabado?

Escrito con todo mi corazón y todo mi cariño, para vosotros, Claudia Tevar Crespillo. Ojalá os guste. 

¡Espero vuestros títulos! Además, si os ha inspirado a escribir algo relacionado, o no, ¡ponedlo en los comentarios! ¡Os leo!

Nos leemos y escribimos el próximo domingo con más títulos y más historias. Gracias❤️ 


Posible título: El puzle

Cuando entré al piso, lo primero que atisbaron mis ojos no fue la manta revuelta en el sofá, ni los platos por fregar disimulados en la pila, ni el arenero del gato sin limpiar, sino un puzle inacabado encima de la mesa del comedor. En el extremo izquierdo había más piezas encajadas que en el derecho y, sobre ellas, yacía una delgada capa de polvo. «¿Cuánto tiempo llevaban ahí?», me pregunté.

Aquella estampa se asemejaba más a una derrota que a un pasatiempo. No quise parecer indiscreta, así que no comenté nada al respecto.

Nos dejamos acoger por el sofá y abrimos las puertas de nuestra historia. Con la mirada clavada en el color de sus ojos, no perdía de vista el puzle. Entonces, me descubrió asegurándome de reojo que aquella batalla inacabada seguía intacta. Nos miramos y agaché la cabeza como el que sabe que ha profanado lo sagrado. No me atreví a articular palabra. Me había pillado colándome en su intimidad. No tenía derecho. Fue él quien quebró el silencio y me reveló lo que, desde que crucé el umbral, quería escuchar.

Me contó la historia de un rompecabezas que nunca se terminó porque nunca tendría que haberse empezado. De un pasatiempo que fue el reflejo del fracaso, de la desilusión y de la muerte de una relación. De un puzle que se quedó a medias como se quedaba todo lo que dejaba de tener un motor que lo propulsara. Aquel puzle, sin energía, sin vida, había fallecido sobre un mueble ajeno a su dolor. Cuando dio a luz lo que guardaba dentro, casi más para él mismo que para mí, se levantó sin dejar que le respondiera, se dirigió hacia la lid con decisión y, cuidadosamente, comenzó a desencajar, una a una, todas las piezas.

Me levanté en una primera instancia, indecisa. Sin embargo, en respuesta a su invitación, decidí colocarme en el otro extremo y le ayudé a retirar el resto. Al terminar, iniciamos una contienda de amor encima de los restos del pasado que quedaron, inevitablemente, inundados de presente.  










Todos los derechos reservados. La copia del texto para fines creativos/comerciales y/o concursos queda prohibida.

Comentarios

  1. Esta frase, «me contó la historia de un rompecabezas que nunca se terminó porque nunca tendría que haberse empezado», me ha llegado directo al cora...
    Es preciosa la metáfora del relato. Siguiendo la línea del texto, todos somos un puzle que, tarde o temprano, terminará encajado para no volverse a desencajar.
    (con un poco de fiso lo mismo aguanta...)
    ¡El título me parece perfecto!

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    1. ¡Muchas gracias por tu comentario, David! (: ¡Tú sí que me llegar al cora! ja,ja,ja. Me quedo con eso que comentas de que al final todos somos un puzle que tarde o temprano encaja. Y gracias por tu apreciación al título (:

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  2. Suscribo lo que ha comentado el bueno de El palabreras. A mí encima que me encanta el juego de metáforas y símbolos.
    Ya te lo he dicho varias veces en tus últimas publicaciones, estás haciendo genialidades no solo por las ideas sino también por el nivel de literatura, a mi humilde entender.
    Muchas gracias una vez más 😘

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    1. Muchas gracias por tus palabras siempre tan buenas hacia mí (: Estate atento que este domingo, como no podía ser de otra manera, el relato es para ti. Tú eras la pieza que faltaba en mi camino, querido Antonio!!!

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  3. Expectante del mundo10 de agosto de 2024, 3:25

    El pensar que nosotros mismos somos “piezas de un enorme puzle” donde, a veces “encajamos” con otras piezas pero el dibujo no “cuadra”, es una metáfora del amor bastante interesante.

    Retomando el hilo de la publicación anterior, puede llevarse a un amor romántico, de amistad, familiar.

    Al final tu eres un “ser” único, que vive en sociedad con otros seres con los que, a mi manera de ver, tienes la suerte de “encajar” o no.

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    1. ¡Efectivamente! (: Como me compartió una amiga mía hace poco, «No somos para todos todo el tiempo ni todos son para nosotros todo el tiempo.» Es de un libro de Jorge Bucay, pero ahora no recuerdo cuál es.

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