Aprisionada por el consumismo

Como bien sabéis por la publicación de Instagram (@claudiatevarcrespillo), este relato tiene como personaje principal y voz narradora a una camiseta. He querido jugar con el tipo de narrador que había estado escribiendo hasta el momentos. Este relato se me ocurrió observando los alrededores de mi cuarto. Me fijé en el armario y se me encendió la bombilla. ¡Espero que os guste!

Para vosotros, escrito con todo mi corazón y todo mi cariño, 

Claudia Tevar Crespillo

Posible título: Aprisionada por el consumismo

Desconozco cuánto tiempo llevo aquí: entre cuatro paredes de madera gastada, sin luz, ni natural ni artificial, colgada como si fuera una horca que toca el suelo. Absurda. Este no ha sido siempre mi lugar. Antes vivía en un espacio mucho más amplio en el que siempre tenía visita. Me tocaban, me zarandeaban, me estiraban, me enfundaban en cuerpos delgados como lápices o robustos como peonzas. Mi día a día era mucho más entretenido. Aunque ahora el recuerdo que guardo es impreciso. Como si en realidad hubiera sido un sueño. En mi otra casa, al menos, albergaba la esperanza de ser feliz junto al que me eligiera. Aquí la he perdido. Cuando llegué esperaba ver mundo. Que me cargara de aquí para allá. También pensé que conocería lo que es el agua y el suavizante. Pero he sido condenada al polvo, a las polillas y a un ambientador con olor a fresas con nata que ni huele a fresas ni huele a nata.

En ocasiones me pregunto para qué me trajo hasta este lugar si nunca más me iba a sacar. Qué egoísta, ¿no? Privarme de la posibilidad de sentir el calor humano. Aunque fuera en forma de sudor o de crema pegajosa barata de almendras que, en absoluto, huele a almendras. Pero nunca lo sabré. Seré una ignorante hasta que el destino decida que ha llegado mi final. Sé, por lo que he visto aquí a lo largo de los años, que terminaré en una bolsa de basura. Solo desconozco el día. Me tirará, literalmente, igual que tiró su dinero al comprarme.

La etiqueta me perturba. La tengo asociada a la tienda. Para que me compren. ¿Qué hago con ella puesta todavía? ¿Acaso me piensa revender? Quizá tenga esa suerte. Se oye el mito de que algunas tienen la posibilidad de volar hasta un nuevo hogar. Ojalá fuera cierto. Quizá se olvidó de mí. O ya no le gusto. O ya no le sirvo. No sé por qué opción me inclino más. Puesta a elegir, escojo el olvido pues al menos tendría escusa dejarme aquí. Ser prenda sin vestir origina en mí una sensación deprimente. ¿Qué hago si no puedo ser yo misma?

Las horas corren y yo sigo en el mismo lugar. En la misma postura. Sin esperanza. Cuando las puertas se abren me meneo ligera, intentando que el brillo del otro lado ilumine mi tela y llame su atención, pero ese instante dura menos de lo que duró la etiqueta del costado de las que tuvieron la fortuna de salir a la calle. La vida de una camiseta recluida en un armario es aburrida. Ni mucho ni poco. Aburrida como ella sola. Solitaria también. Incluso desalentadora. La viva representación del derroche, del malgasto, de la necedad. ¿Quién sino un necio compraría algo que no necesita? Mi destino en manos de un alma hueca, superficial, vanidosa.

Y si te contara de dónde vengo, dónde me fabricaron, en qué condiciones... Eso sería otro relato. Más cruel. Que ocasionaría el cese total de la compra indiscriminada a precios irrisorios. ¿Acaso nadie se pregunta cómo es posible que nos vendan por menos de lo que cuesta una hora de trabajo? Lo dicho: otro relato. No sé cuánto tiempo me queda. Esperaré, paciente, pues otra opción no poseo. Pero soñaré. Soñaré con que un día seré libre. Con que un día, no seré camiseta sino pantalón. Vaquero. Esos siempre salen.

¿Qué os ha parecido? ¿Qué título le pondríais vosotros? Además, si os ha inspirado a escribir algo relacionado, o no, ¡ponedlo en los comentarios! ¡Os leo!

Nos leemos y escribimos el próximo domingo con más títulos e historias. Gracias❤️ 


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Comentarios

  1. Jajaja me encanta. Se ve que éste también me lo salté.
    Me encanta porque es diferente sin dejar de ser tú, de eso no podemos desprendernos.
    No sé si se te pasó por la cabeza, pero una conversación entre todos los que estuvieran en el armario... ahí lo dejo.
    😘

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    Respuestas
    1. ¡Muchas gracias, Antonio! (: ¡Oye! Qué buena idea. Quizá me plantee alargar la historia porque con eso que comentas se puede sacar mucho jugo!!

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